sábado, 4 de mayo de 2013

GREGORIO MARAÑÓN

A 126 años de su nacimiento


GREGORIO MARAÑÓN


                      ler. centenario de su nacimiento (1987).
                                                                 Dr. Alejandro Ríos-Rojas




En la biblioteca. Foto tomada en Madrid, mediados de la década del 50, siglo XX. Gentileza del Dr. Claudio Costa Casaretto, médico especializado en Historia de la Medicina.

Introducción
Este trabajo que aquí presentamos fue publicado por el autor a petición de la Directiva de la Revista UNFACH vol. XIX, nº 3, págs. 10 a 12, Santiago de Chile, noviembre 1987. 
En esta nueva edición se ha respetado el texto original, salvo pequeños detalles, aparte del agregado de algunas ilustraciones que en aquel momento se omitieron por razones de espacio. Santiago, mayo del 2013.

RESEÑA BIOGRÁFICA
Gregorio Marañón y Posadillo nació en Madrid el 19 de mayo de 1887,  falleciendo en esta misma ciudad el 27 de marzo de 1960, a los 73 años.  La influencia de su padre, un destacado jurista, y el acceso a la importan­te biblioteca y a las cultas amistades de la familia, sembraron inquietudes que habrían de cristalizar precozmente en quien llegó a ser el médico espa­ñol más notable del siglo XX.
Sigue estudios de medicina y a los 23 años gana merecida fama por su tesis doctoral sobre la glándula tiroides.
Se casa muy joven y su esposa (Dolores Moya, con quien tiene cuatro hijos, tres mujeres y un varón) tendrá gran trascendencia, como lo reconocieron él y sus biógrafos, en su vida y obra. Esta última queda contenida a medias en 10 gruesos volúmenes, sus Obras Completas, en las que aborda sin desmayo la realidad abarcando todas las aflicciones, preocupaciones y alegrías humanas.
Hijo y heredero de la generación del 98, fue señalado como:"el español más completo de este siglo", "el Hipócrates de la medicina española", o "el médico español de más prestigio de su tiempo". En 1937 visita Chile.
Llegó a ocupar los grados más altos universitarios y académicos.
Hoy nos queda la obra y un  modo distinto de ver el mundo, gracias a quien fue un eco de Terencio (194—159 A.C.) que hacía notar que nada de lo huma­no le podía ser ajeno ("Homo sum, humani nihil a me alienum puto"), y de un Isidoro de Sevilla (570-636 D.C.), bendito seas, quien señalaba: "el médico debe saber gramática, retórica, dialéctica, aritmética, geometría, música y astronomía, de aquí que la medicina se llama una segunda filosofía. Una y otra disciplina reclaman para sí todo el hombre, pues por filosofía se curan las almas y por la medicina los cuerpos". Fue una manera de expresar en su tiempo lo multidisciplinario de los estudios y ejercicio de la medicina.
Al Dr. Gregorio Marañón, preocupado de todas los enigmas, inquietudes y tremulaciones del hombre, lo podemos considerar como una figura del Renacimiento, engastada en nuestro tecnificado, nervioso y especializado siglo. Afortunadamente su valer le fue reconocido ya en vida, lo que no deja de ser, compartiendo la amistad y admiración de personajes de su tiempo como Menéndez Pelayo, Pérez Galdós, Ramón y Cajal, Unamuno, Madame Curie, Fleming, Ortega, Azorín , Laín Entralgo, entre tantos otros.
En ese afán tan occidental y científico de pretender encasillar para luego rotular todo, podemos decir que fue, y nos quedamos cortos: profesor univer­sitario, catedrático, humanista, académico, historiador, investigador, cien­tífico, padre de familia, psiquiatra, sabio, liberal, patriota, contertulio, endocrinólogo, sexólogo, internista, conferenciante, exiliado, prologuista, biólogo, maestro, escritor, idealista, psicólogo, republicano, moralista, romántico, erudito, universitario, viajero, lector, ensayista, político, literato, biógrafo, cristiano, antropólogo.  Pero por sobre todo un trabajador infa­tigable, español y médico.   Lo que no fue: dogmático ni extremista, superfi­cial ni egoísta.
Escuchemos otra opinión al respecto: "Pero 1a bohemia de mi vida, que procede de lo más contrario a la bohemia, de un exceso de obligaciones y trabajo difícil de imaginar por los alemanes, que pertenecen a un pueblo en que el trabajo está más diferenciado.... Yo tengo que ser a la vez, profesor de la universidad, periodista, literato, político, contertulio de café, torero, hombre de mundo, algo así como párroco y no sé cuántas cosas más..." (Ortega y Gasset). Un personaje de múltiples capacidades y habilidades, multifacético en una palabra.
Su obra propiamente médica es extensa y fundamental, y está especialmente orientada a la medicina interna, endocrinología, y sexología. Muchas de sus afirmaciones e ideas pueden ahora en perspectiva de acuerdo a los nuevos aportes de la ciencia, ser revisados, adecuados, incluso controvertidos, pero lo que importa es que en su momento analizó,  interpretó, y elevó a la opinión tanto médica como lega,  temáticas difíciles, complejas, en sí controversiales, siendo un destacado y valiente adelantado en la forma de hacerlo, además con elegancia.

De sus publicaciones más generales y conocidas destacamos: “Tres ensayos sobre la vida sexual” (Sexo, trabajo y deporte – Maternidad y feminismo – Educación sexual y diferenciación sexual),  “Amor, conveniencia y eugenesia”, “La evolución de la sexualidad y los estados intersexuales”, "Los estados intersexuales en la especie humana", “Estudios de fisiopatología sexual”, “Don Juan”, “La edad crítica”, “Gordos y flacos”, “Psicología del gesto”, “Vocación y ética”, “Amiel” (Un estudio sobre la timidéz), "Enfermedades de las glándulas de secreción interna", “El bocio y el cretinismo”, "Vocación, preparación, ambiente biológico y médico del Padre Feijóo", "El conde-duque de Olivares” (La pasión de mandar), “Antonio Pérez”,  “Tiberio”, “El Greco”, “Enrique IV de Castilla” (cuyo título completo es: Ensayo Biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo), “Tiempo viejo y tiempo nuevo”
Muere en Madrid a los 73 años de edad el 27 de marzo de 1960.
VIGENCIA DE UNA OBRA
                                                                                  "Gasta tu tesoro".
                                                                                   En carta de E. a A. (Amiel).
Se le preguntó una vez cuál era a su juicio el instrumento más útil al médico clínico para examinar a un paciente. Contestó que a su parecer era la silla, refiriéndose a la utilidad del saber escuchar. Como para tenerlo presente hoy cuando algunos de nuestros colegas andan tan exageradamente afanados con el úl­timo modelo de scanner que ofrecen en el mercado.
En otra ocasión señaló que a un médico se le podía perdonar en un momento dado no acertar de inmediato en el diagnóstico de una tifoidea, pero jamás no dis­poner de cortesía con el atribulado.   Esto se aplica por lo demás a cualquier actividad o profesión. Vió al hombre, el particular al hombre enfermo, como un hecho singular integrado a un todo, en un enfoque multidisciplinario, y a lo orgánico muy de la mano con lo psíquico, lo que también lo coloca entre los pioneros de la medicina psicosomática.
Curiosamente hay olvido del doctor Marañón en la enseñanza médica en nuestro país, más fácil de entender si se tratara de un extraño reflejo de un edipismo, pretendidamente resuelto a través de la muerte del progenitor. Más me temo que es además ignorancia, ceguera y desinterés del quehacer universitario que en su crisis actual ha dejado de lado eso, ser universal,bastándole y conformándose con ser más que nada técnica.
Entonces cambie de nombre y llámese escuela técnica de la medicina, del derecho, de la farmacia, o de la psicología.

CELEBRACIÓN DE SU NATALICIO
Se han tributado innumerables y merecidos homenajes en su patria y fuera de ella, a tan universal héroe civil, trabajador de veinte horas diarias, digno de las más altas condecoraciones, en fin un hombre que tuvo y supo gastar su tesoro, y para quien, en su decir:" sin angustia no hay creación".
Por iniciativa de su Directora Ejecutiva, Sra. Antonia Goyenechea de Sainz,  y siendo quien esto escribe miembro de su Directorio, el Instituto Chileno de Cultura Hispánica organizó un ciclo de confe­rencias en la primera quincena de septiembre de 1987. Participaron el Prof. Martín Panero ("Perfil humano y profesional”y "El escritor y el conferenciante"), el Dr. Claudio Costa ("Marañón y los chilenos"), el Dr, Raimundo Santolaya ("El Dr. Gregorio Marañón en la Medicina"), y el Dr. Brenio Onetto, que se integró a la mesa redonda con que culminó el evento.
El ciclo estuvo bastante concurrido y animado por la calidad de los exposi­tores. Lamentablemente entre los asistentes se contaron médicos con los dedos de una mano, como si Gregorio Marañón fuera un ser extraño a nuestro interés, deplorable situación consecuencia también de una enseñanza que desde el liceo se da con anteojeras y es emasculante.
"Nuestra sociedad está regida por una burocracia administrativa, por políti­cos profesionales; los individuos son motivados por sugestiones colectivas; su finalidad es producir más y consumir más como objetivos en sí mismos. Todas las actividades están subordinabas a metas económicas, los medios se han convertido en fines; el hombre es un autómata, bien alimentado, bien vestido, pero sin interés fundamental alguno en lo que constituye su cuali­dad y función peculiarmente humana." (Erich F'romm}.
Durante las conferencias a que nos hemos referido anteriormente se tuvo la oportunidad de escuchar la voz del Dr. Marañón, gracias a una grabación facilitada por el profesor Panero, contestando el discurso de ingreso de Camilo José Cela a la Real Academia de le Lengua en 1957, y además la de apreciar una importante colección de fotografías inéditas de distin­tas épocas de su vida, aportados por el Dr. Costa, con las cuales se organizó una exhibición.   Una de esas fotos, cedida gentilmente por el Dr . Costa, ilustra este artículo.
Una opinión del Dr. Quijada sobre el Dr. Marañón: “Médico y ensayista español que hizo valiosos aportes a la sexología clínica y a la endocrinología. Sostuvo la bisexualidad básica general de los seres humanos: manifestó que la diferenciación marcada de los sexos es resultado de un proceso evolutivo…”. (Diccionario Integrado de Sexología, 1983).

APROXIMACIÓN A SU IDEARIO
"Dejó de ser una persona, se transformó en una idea". W.H. Auden.
Se aplica también a él.
Si nos hemos permitido perfilar la personalidad del Dr. Gregorio Marañón, ello no estaría completo si no cometemos ahora el atrevimiento de extraer de su abundante producción por lo menos algunos de sus pensamientos.   Presten atención:
"Nuestra profesión médica es sublime pero como ciencia es aún humilde”.
“Toda la historia del progreso humano se puede reducir a la lucha de la ciencia contra la superstición”.
"La ciencia o no es nada o es claridad y sólo claridad. Claridad, por enci­ma de todo. Claridad -aunque parezca una herejía- incluso por encima de la propia verdad.  Porque la verdad de los hombres puede ser un valor relativo y perecedero,   Y la luz, es un valor siempre eficaz y eterno. El que ve claro perfecciona su inteligencia, pase lo que pase: aunque vea un error. Es la luz misma, tanto como lo que se ve con ella, la que nutre y aprovecha,"
"He aquí el proceso de la obra médica verdaderamente científica: observación, cotejo, duda, rebeldía, creación.   Proceso tan sencillo que baste para reali­zarlo con tener, no los grandes laboratorios e instalaciones que muchos echan de menos como pretexto a su esterilidad, sino precisamente lo que a ningún médico falta: los enfermos",
"Lo moderno debe ser una guía pero no una idolatría. Y los jóvenes idólatras de la modernidad tienden con vehemencia desesperada a la especialización excesiva, A veces 1a verdadera modernidad consiste en moderar el paso y volver la cabeza hacia los módulos antiguos.   Sólo los necios creen en el axioma: modernidad = correr hacia delante… (Existe) la necesidad de reaccionar cada día con nuevo vigor contra la especialización excesiva y precoz de los médicos".
"Las verdades en la ciencia requieren un largo período de latencia desde que se alumbran en el mundo de las ideas hasta que son compartidas por todos. Aún en las ciencias médicas, en las que todos los progresos tienen un acento de popularidad dramática: porque no es la curiosidad de las mentes estudio­sas quien les espera sino el dolor de infinitas llagas abiertas", "El médico está obligado a la plenitud profesional".
"En la casa lo que quiera, en la calle, o médico o artista".
"El parecido de los cuerpos es siempre seguro indicio del parecido de las almas",
"El adulto debe guardar ante el niño, por pequeño que sea, el mismo respeto que ante su Dios",
"Para servir a la juventud es menester no ocultarle nunca la verdad".
"La forma perfecta de la vida sexual es la monogamia,.. El elegir para amar a un solo y único individuo es privativo de la especie humane y uno de sus más gloriosos blasones".
“El enamoramiento es el peor consejero del matrimonio”.
“No mentir (en torno a lo sexual). La mentira, siempre perjudicial, es fatal, venenosa, cuando se trata de la sexualidad. Y por desgracia el repertorio de conocimientos sexuales de cualquier adolescente de nuestra civilización está hecho a base de mentiras".
"La noble esencia de la virilidad es la pasión por el trabajo y la justicia".
"El problema de Amiel como el de tantos hombres es la estrangulación del amor por el conocimiento".
"Quien tiene un ideal supervalorizado de la feminidad (enfermedad del ideal) ignora que esa mujer ideal no se encuentra en ese estado de perfección casi nunca; porque por lo común, no es sólo obra del azar, sino en gran parte, obra le propia creación".
"Una mujer, para el varón especificado, es siempre un problema inagotable, en el que se investiga sin término, como el que cava la tierra en busca de un tesoro que no aparece nunca".
"Todo diario de vida sincero es un lento suicidio".
"La eficacia de la acción esté siempre en razón inversa de 1a idealización de su fin".
"El que es generoso no suele tener necesidad de perdonar porque esté siempre dispuesto a comprender. Sólo es capaz de comprenderlo todo el que es capaz de amarlo todo".


















Dr. Alejandro Ríos-Rojas
Santiago, mayo de 2013.-

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